jueves, 1 de octubre de 2009

Viajando por Holanda y Belgica

Quien no recuerda a Sisi y la corte imperial austriaca? Creo que todos por ese motivo me decidí volver a visitar Viena, a orillas del Danubio y llena de ese encanto antiguo que le dan los viejos edificios y sus palacios imperiales donde cada salón es una pequeña ciudad llena de muebles, espejos y decoración.
Busque el viejo hotel Elizabetta que estaba en la calle MariaHilfestrasse pero ya no era una calle ahora era una avenida donde ese hotel había desaparecido y se levantaron otros mas modernos, encontré uno económico de 64 euros al día, seria una semana porque después ya había comprado el boleto en tren y gastado 20 euros para viajar a Holanda y Bélgica.
En el hotel me aconsejaron buscar un guía para poder conocer todo pero preferí caminar y tomar buses y taxis, no salen tan caros entre 2 euros y 10 depende el lugar y la distancia.
Lo primero que hice fue ir al Prater, que es el parque de diversiones que esta en una isla formada por el Danubio y el canal allí no pude resistir la tentación de subir a la Rueda del Mundo, 2 euros el viaje que casi dura una hora porque es altísima y desde arriba se puede ver la ciudad entera cortada por el río Danubio.
Al día siguiente me dirigí al centro comercial de Viena donde se pueden adquirir los dulces y productos típicos austriacos entre ellos el vino que solo se hace allí y se llama “Eiswein” y cuesta la botella 150 euros me quede con las ganas de ese vino porque era demasiado para un gusto, eso si pase por el Hotel Sacher y compre una Sachertorte que solo la fabrican en ese lugar aunque en Buenos Aires hay muchos lugares que la hacen pero no como acá en Viena, por el 1880 un austriaco llamado Franz Sacher la hizo y de allí quedo instalada. Diría que solo compre una porción ya que los euros se escapan de las manos como agua.
vi. el aviso que a la noche del sábado daban Madame Butterfly en la Opera, eso no me lo podía perder de ninguna manera, tuve suerte porque en el hotel me consiguieron un lugar en el pulman que lo pague 50 euros y pude gozar de ese hermoso espectáculo que gratifico mi visita. Es que pasear por Viena es escuchar una vieja melodía de Mozart desde un antiguo y destartalado clavicordio, como si el mismo lo estuviera tocando.
Viajar a Holanda y a Belgica , es para el recuerdo eterno en la memoria. Con todo gusto volveria a comprar pasajes y subirme a un avion con rumbo a Holanda , o comprar un pasaje y subirme a un avion con rumbo a Belgica. Todo lo vale para tener en la memoria , los recurdos de un buen viaje.

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